El ERE de Coca Cola

Los trabajadores de Coca-Cola que desarrollan su actividad laboral en Fuenlabrada llevan varios meses en lucha. Después de haber vencido a todo un gigante y ver cómo tenían que ser readmitidos los trabajadores que anteriormente habían sido echados, la batalla tuvo que continuar, toda vez que Coca-Cola no acataba la determinación dictada por el juzgado.

Coca-Cola se comprometió además ante la Audiencia Nacional a invertir en investigación más desarrollo más innovación y a apostar por un centro logístico, en lo que vendría a suponer más volumen de actividad para la planta de Fuenlabrada, actividad aumentada que tambien servirá para dar trabajo, seguramente a algunos Instalador de Gas Madrid. Sin embargo, los trabajadores han tenido que seguir en lucha reclamando más carga de trabajo, una carga de trabajo que nunca ha terminado de llegar.

Y eso que el campamento que mantenían los trabajadores ante la anterior fábrica embotelladora de Coca-Cola tocó a su fin… Pero tras las concentraciones y acampadas para reclamar el derecho al trabajo y para impedir que Coca-Cola hiciera lo que le venía en gana con un ERE en la planta, los representantes sindicales de la fábrica optaron por volver a convocar paros parciales durante el mes de enero.

Y es que la readmisión de los obreros a la que Coca-Cola se ha visto obligada parece no haber sido digerida con todas las garantías por la compañía, que se empeñe en zanganear y en poner trabas al correcto funcionamiento y la modernización de la planta. No sería extraño que un día los trabajadores llegaran a la planta, se la encontraran cerrada a cal y canto y sólo pudieran entrar llamando a Cerrajeros en Gandia. Vistas las dificultades que han padecido hasta ahora…

Pese a las promesas, y a las obligaciones impuestas por la Audiencia Nacional, que estimaban que en dos meses estaría todo acondicionado para una nueva etapa en Fuenlabrada, Coca-Cola se empeña en dificultar el trabajo digno y profesional de sus empleados, de sus readmitidos. Llegados a este punto, hay incluso informáticos de la planta que no pueden realizar su trabajo cotidiano porque ni siquiera disponer del pertinente ordenador.